Biocombustibles: qué son, tipos, ventajas y desventajas

En este post abordaremos qué son los biocombustibles y los tipos de que hay. Veremos los evidentes beneficios que aportan, particularmente en todo lo relativo a la reducción de emisiones, pero también los inconvenientes que pueden tener, desde por los propios costes energéticos para su generación hasta por las repercusiones indirectas negativas en la producción alimentaria, al acaparar superficies cultivables.

Además, nos adentraremos en el uso de biocarburantes en España, comenzando por explicar el marco legal existente, con la normativa de biodiésel y otros biocombustibles en vigor en la actualidad, para seguir después haciendo una panorámica sobre su utilización como carburantes en nuestro país, todavía muy limitada como tendremos ocasión de comprobar.

Por último, mencionaremos brevemente cómo se realiza su almacenamiento, un aspecto relacionado con nuestro ámbito de especialización, ya que en Rafibra somos expertos en servicios y soluciones para depósitos de combustible.

Allá vamos con todo ello.

¿Qué son los biocombustibles?

Los biocombustibles son combustibles obtenidos a partir de biomasa, lo que significa que a sus propiedades carburantes unen un origen orgánico, al proceder en su mayoría de materias de origen vegetal, mucho menos contaminantes y que resultan renovables. Por ello, suponen una alternativa a los hidrocarburos como el petróleo, carbón o gas natural, combustibles fósiles que tienen los problemas que sabemos con las emisiones de CO₂ y otros gases de efecto invernadero.

Los biocombustibles pueden utilizarse en motores de combustión interna que tradicionalmente han funcionado por gasolina o por gasoil, algo que los hace emerger como una solución para poder seguir usando este tipo de motorizaciones a partir de 2035, cuando la UE tiene prevista la prohibición de nuevos vehículos que empleen combustibles fósiles, en aras de la transición energética hacia una Europa sin emisiones de carbono.

Con todo, cabe valorar que al menos a día de hoy no se puede hablar de una contraposición binaria de biocombustibles vs combustibles fósiles, ya que se están combinando de manera complementaria.

Así, el bioetanol se emplea como aditivo de la gasolina, en una proporción que puede ir desde el 5% al 10%, con el objetivo precisamente de reducir las emisiones contaminantes. Y otro tanto ocurre con el biodiésel en los motores de gasoil, con el añadido en su caso de que el uso como combustible orgánico exclusivo de vehículos está más extendido, dentro de una implantación todavía modesta, como veremos un poco más adelante.

Asimismo, los biocombustibles pueden servir para producir electricidad en plantas de generación, por lo que, sin salir del ámbito de la automoción, pueden jugar un rol de gran importancia en la transición hacia la adopción masiva del coche eléctrico, que requerirá una infraestructura de recarga, pero también un importante plus de capacidad de generar energía eléctrica.

Tipos de biocombustibles

Las principales modalidades de biocombustibles que tenemos actualmente son:

  • Bioetanol: producido mediante la fermentación de azúcares presentes en cultivos como el maíz, la caña de azúcar, el trigo y otros vegetales ricos en carbohidratos. Ahora mismo se usa principalmente como aditivo de la gasolina, para aumentar su octanaje y reducir las emisiones de carbono.
  • Biodiésel: se obtiene a partir de aceites vegetales (soja, palma, colza) o grasas animales, mediante un proceso denominado transesterificación. Puede emplearse en motores de gasoil como biocombustible exclusivo o mezclado con diésel de origen fósil.
  • Biogás: es una mezcla de metano y dióxido de carbono producida a través de materia orgánica residual como desechos agrícolas, estiércol, aguas fecales o basura orgánica. Se destina principalmente a generar electricidad y calor.
  • Biomasa sólida: incluye restos de madera, residuos agrícolas u otros materiales vegetales que se queman directamente para producir igualmente calor o electricidad.

Además, al margen de los biocombustibles, tendríamos los combustibles sintéticos o ‘e-fuels’, procedentes de fuentes no biológicas como el hidrógeno y el dióxido de carbono capturado, y que irían un paso más allá en cuanto a descontaminación, aunque tienen el problema de la escasa disponibilidad y el alto precio que supone actualmente utilizarlos en vehículos.

Biocombustibles: ventajas y desventajas

Los beneficios de los biocombustibles son muy significativos:

  • Provienen de fuentes renovables que pueden regenerarse en ciclos cortos, a diferencia de los combustibles fósiles, que precisan millones de años para formarse.
  • Emiten menos gases contaminantes y de efecto invernadero en comparación con los combustibles fósiles, por lo que pueden hacer una gran aportación a la mitigación del cambio climático y la conservación del planeta.
  • Reducen la dependencia de importaciones de hidrocarburos, al permitir diversificar las fuentes de energía y alcanzar una mayor autosuficiencia en un ámbito crucial, que tiene implicaciones tanto económicas como geopolíticas, dado lo problemático que resulta depender de otros países para el suministro de petróleo y gas.

Adicionalmente, la introducción de cultivos destinados a biocombustibles contribuiría a dinamizar áreas rurales con productos poco rentables, subsanando un problema común a varias zonas de los países europeos, cuya producción es desplazada por la de regiones con precios más competitivos, con el consiguiente declive económico que se manifiesta incluso en términos demográficos.

Por contra, los biocombustibles también tienen su reverso negativo:

  • La proliferación de cultivos energéticos destinados a biocombustibles puede aparejar consecuencias medioambientales negativas como la deforestación, la pérdida de biodiversidad así como el uso intensivo de agua y agroquímicos.
  • Algunos biocombustibles requieren una cantidad significativa de energía para su generación, lo que compromete su rendimiento neto como fuente energética.
  • Los costos de producción son hoy por hoy en la mayoría de los casos superiores a la de los combustibles fósiles, a menos que se subsidien o cuenten con otros incentivos como los fiscales.

Además, la sustitución de áreas de cultivo de alimentos, que acabamos de señalar como potencialmente provechosa para áreas agrícolas europeas deprimidas, también puede acarrear un efecto indeseado, y provocar un aumento exponencial del precio final de los productos e incluso inseguridad alimentaria, con lo que eso conllevaría, particularmente en las zonas del planeta más sensibles a este fenómeno.

Biocarburantes en España

El marco legal que regula el uso de biocarburantes en España sería por un lado la Directiva (UE) 2018/2001 para el fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables, y que estableció el objetivo de que para 2030 fuese de este origen el 14% de la destinada al consumo final de energía para todos los tipos de transporte, otorgándole precisamente un papel destacado a los biocarburantes para la consecución de este objetivo.

Por otro lado, tendríamos el Real Decreto 376/2022, por el que se regulan los criterios de sostenibilidad y de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los biocarburantes, biolíquidos y combustibles de biomasa.

En lo que se refiere al uso, cabe destacar que en España desde hace algunos años ya hay disponible biodiésel para vehículos con motores de gasoil, sin que en los mismos tengan que realizarse modificaciones para utilizar el carburante de origen orgánico. Además, su precio es asumible, al resultar equivalente al del diésel premium.

Para vehículos de gasolina es mucho más reciente la disponibilidad de biocombustibles, dado que hasta comienzos de 2024 no se ha introducido en las gasolineras de Repsol biogasolina generada a partir de residuos orgánicos, utilizable en los coches con esas motorizaciones, y que se vende al precio de la gasolina de 98 octanos.

La disponibilidad general de biocarburantes en las estaciones de servicio era todavía muy limitada a inicios de este año, con no más de 60 gasolineras con biodiésel y tan solo 3 con biogasolina.

Si bien, la previsión era que a lo largo de 2024 se ampliasen hasta 600 los puntos de repostaje de biocombustible, sin bajar eso sí los precios de venta, que actualmente por ejemplo en el caso del biodiésel pueden variar dependiendo de la zona geográfica, desde el 1,64€/litro de la mayoría de comunidades a los 1,83€/litro que cuesta en Madrid.

¿Cómo se almacena el biocombustible?

El almacenamiento de los biocombustibles está regulado por el mencionado Real Decreto 376/2022; y requiere de tanques más resistentes a la corrosión, así como dotados de sistemas de monitoreo y control de temperatura más sofisticados para mantener la calidad de los combustibles, debido que por su conformación orgánica tienden a degradarse antes. En este sentido, contrastan con los depósitos de gasolina y gasoil, diseñados para manejar combustibles más estables y menos corrosivos, pero de alta inflamabilidad, lo que aboca a la implementación de las correspondientes medidas de seguridad.

En Rafibra somos especialistas precisamente en servicios y soluciones para este tipo de depósitos de las estaciones de servicio, abarcando, entre otros aspectos, el mantenimiento de acuerdo a la normativa, la revisión de fugas, la transformación a depósitos de doble pared, la dotación con postes avisadores de sobrellenado y la inertización de instalaciones para su retirada de servicio.

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